Music

viernes, 13 de enero de 2017

No andar y verte

Esta ha sido mi primera novela de un listado de obras que estoy creando poco a poco, día a día y viaje a viaje, desde que empecé a escribir hace no más de dos años, muchas en forma de anotaciones que como costumbre he ido acumulando como ropa amontonada en una silla . Aquí en esta mi primera novela, muestro desde mi perspectiva y desde la vista de alguien que jamás existió ni existirá , cómo entiendo las emociones y cómo alguien que no depende de una enseñanza previa ni de influencias varias para descubrirlas, las va entendiendo como algo natural. Iré sumando poco a poco fragmentos de "No andar y verte" , como os iré dejando partes de otras historias que todavía estoy maquetando... Aquí les dejo un fragmento en el cuál dicho personaje se encuentra algo extraño, algo que solemos encontrar cuando menos lo buscamos... Sólo lean.





















- Cuidado con el cielo-
El cielo, aquella droga para los ojos que cambia de paisaje y nunca nos deja abarcarlo entero. Ese mismo, que unas veces nos hace preguntarnos qué hacemos aquí y otras veces es nuestra pareja de baile cuando encontramos respuestas.
Es algo con lo que tenemos que tener cuidado, porque no conoceremos su inmensidad, y no debemos caer en la trampa de intentarlo. Es tan real que se nos escapa al conocimiento, burla nuestros sentidos y simplemente debemos dejar anestesiarnos por él.
Es peligroso, pues puede llevar a la locura, podemos caer en un continuo desdén de opiniones y de informaciones acerca de él. Porqué ruje, porqué llora, porqué se sonroja, porqué... Y simplemente debemos disfrutarlo, aquí y ahora,  y sentirnos afortunados,  porque si se puede viviremos con él, con nuestra parte del cielo, con esa que nos elija a nosotros.

…Renovado, por todo lo que me pasó, no le daba ni la mínima importancia a la dirección de mi tren, ni a la próxima parada, ni al nombre de la estación. Si algo debía seguir encontrando, algo me encontraría a mí. Y así fue lo que pasó…
Izquierda, derecha... Izquierda, derecha. Mis pies siguen su camino, eso es indudable. El camino parece infinitamente igual. El Sol sigue con su trabajo incansable, su trabajo no remunerado, poco agradecido. Y yo que me alegro por ello. Así que, no pienso en eso, pienso en todo lo que acabo de pasar por dentro. Flores que nacen dentro de mí, batallas entre caballeros en una mesa redonda que discuten por cual es el mejor camino, y yo que salgo de la sala de un portazo y  sigo el sendero que me apetece. Fuego que salta y se apaga, intermitencia en mis pensamientos...
Cuando a mi cabeza le da por levantar la mirada del suelo…
Miro hacia mi izquierda, por impulso. Parece que un pequeño alado me esté tirando de la oreja para que me gire con fuerza. ¿Qué es? ¿Quién es?
Nunca había visto un semejante así. Tan diferente, tan parecido... ¿Sería de mi misma naturaleza corporal, de mi misma especie?
Esta sentado. Su pelo es mucho más largo de lo normal,  y lo arropaba hasta las piernas. El color de su pelo era un mero espejo de los rayos del Sol que ocultaba por completo los rasgos invisibles de su cara.
Mucho más delicado parecía, mucho más dulce parecía, mucho más quería yo acercarme cada vez que hacía lo mismo. ¿Cómo iba a sentir yo aquello si ya estaba acostumbrado a ver a más? A ver ahora sí, más allá que lo que ven mis propios ojos. ¿Cómo iba a interesarme tanto, si tenía lo mismo que a mí me completaba? Pero, era tan distinto…

 














No hay comentarios:

Publicar un comentario